Estuviste horas tratando de resolver un problema de trabajo hasta que te resignaste y lo dejaste de lado. Y, en el momento en que paraste para tomar un café y mirar por la ventana, “apareció” la solución como si siempre la hubieras tenido ahí enfrente. ¿Te suena?
Me hierve la cabeza
No es casualidad: el neurocientífico estadounidense Andrew Smart cree que no hacer nada –real y verdaderamente nada– nos da un mejor funcionamiento cerebral.
En su libro, “El arte y la ciencia de no hacer nada” (Capital Intelectual), Smart explica:
Al contrario, cuando nos tomamos un descanso y nos dedicamos a no hacer nada por un rato, se activa la red neuronal por defecto (RND), un entramado de células nerviosas vinculado con el ingenio y la inventiva.
Presionar al cerebro a hacer mucho en simultáneo no sería la mejor manera de llegar a resolver cuestiones que tienen que ver con la creatividad y las soluciones. Y que eso pasa cuando la mente está descansando, en tus momentos de ocio.
Mentes culposasLa gente asocia hacer nada con la vagancia, se siente culpable por no estar usando “productivamente” su tiempo y lo llena de actividades que bloquean el cerebro.
El investigador llega al punto de decir que la falta de tiempo libre es poco saludable: más aún, vivir trabajando y para trabajar, sin darle este momento de reposo al cerebro, hace que perdamos la capacidad de conectar experiencias pasadas y de proyectar hacia el futuro.
Fuentes: “El arte y la ciencia de no hacer nada”, Perfil, El Mundo.